Cuidando el entorno juntos

 Proyecto Life Pact en San Cristóbal

Con sus olas de calor persistentes, posiblemente recordaremos el verano de 2022 como aquel en el que supimos que algo había cambiado. Ya no se trata de impedir que suceda el cambio climático, sino de paliar los efectos de un cambio climático que ya ha llegado.

En muy poco tiempo hemos vivido varios eventos extraordinarios, y en todos ellos hemos podido comprobar que la reacción social individual y aislada tiende al acaparamiento de los recursos que entiende que le permitirá sobrellevar mejor esa situación. Así, quienes tiene el dinero suficiente pueden hacerse con los bienes necesarios, y los que no quedan relegados.

Esta lógica puede funcionar mientras el mecanismo de mercado basado en la moneda se mantenga, pero en una situación más radical y aguda cabría esperar que este mecanismo se rompa y lleve a otros modos o medios para hacerse con los recursos necesarios.

Así, como ahora hay personas que se pueden permitir irse en los meses más calurosos a lugares más frescos, quizás en un futuro no muy lejano nos enfrentemos a migraciones permanentes y masivas de personas escapando de unas condiciones climáticas demasiado adversas.

Antes de llegar a un escenario calificable de distópico, sería deseable pensar en respuestas colectivas que cuanto menos nos permitieran paliar los efectos del cambio climático. Y puestos a ello, por qué no soñar con que esas medidas supongan una mejora de nuestros espacios públicos.

Por esta razón nos hemos involucrado en el proyecto Life Pact, un proyecto europeo desarrollado por tres ciudades de Europa (Lovaina, Cracovia y Madrid) cuyo objetivo es desarrollar una metodología de transformación de los espacios públicos a través de la introducción de Soluciones Basadas en la Naturaleza.

En el caso de Madrid se ha establecido el barrio de San Cristóbal de los Ángeles como área objetivo del proyecto. Se trata de un barrio muy complejo del sur de la ciudad, rico en recursos sociales, con una estructura barrial y asociativa muy activa y, paradigmáticamente, rico en zonas verdes. Sin embargo, el nivel de vulnerabilidad del barrio es altísimo. San Cristóbal es constantemente uno de los barrios más golpeados cada vez que la economía sufre un revés, presenta altas tasas de paro, problemas de integración, limpieza del espacio público, acceso a la vivienda y sufre periódicas olas delictivas, muchas veces relacionadas con repuntes de casos de adicción a las drogas.

Proyecto Autobarrios SanCristóbal. Acción #mibarrioesdecoloresII. Foto © Autobarrios

Un rápido vistazo a este panorama y los numerosísimos estudios que se han hecho del barrio nos deja claro que cualquier tipo de actuación debe ir acompañada de un entendimiento de las problemáticas sociales del barrio y que debería ser dialogada y coliderada con las personas que habitan San Cristóbal. De hecho nosotros ya habíamos trabajado en 2012 en el proyecto Autobarrios SanCristóbal y por lo tanto conocemos las condiciones sociales, economicas y urbanas de este área de Madrid.

En una primera escala estamos trabajando con los colegios públicos del barrio. Si hace mucho tiempo que no te asomas al patio de un colegio, hazlo y dime si no te recuerda al patio de una cárcel: vallas altas que desconectan el patio del entorno urbano, pavimentos duros donde el calor se acumula a lo largo del día y una frecuente ausencia de elementos vegetales.

A través de un sistema de coliderazgo con los alumnos estamos implementando diversas microintervenciones basadas en el uso de elementos naturales que mejoren el espacio del patio, a la vez que desarrollamos de forma dialogada intervenciones estructurales de más calado. Así, en el caso del colegio Sagunto nos planteamos la sustitución de la valla principal del colegio por un elemento más transparente que comunica el espacio de entrada con la plaza que tiene enfrente, la cual también queremos transformar para que sea un espacio de encuentro y actividades donde idealmente el trabajo educativo y ciudadano que realiza el colegio se expanda a la calle.

(Izquierda) Analizando el espacio del patio con los alumnos del CEIP Sagunto. (Derecha) Sombra temporal, la sombra vegetal tardará unos años en cubrir el espacio. Fotos © Basurama

En una segunda escala nos planteamos intervenir en el resto de espacios interbloques que hay en la zona colindante al colegio, un recurso urbano muy empleado en el urbanismo madrileño, pero que con el tiempo ha demostrado ser poco eficaz. Más allá de la recuperación vegetal de esos espacios nos planteamos el establecimiento de alianzas con las asociaciones del barrio que necesitan de espacios para desarrollar sus actividades y la creación de figuras sociales donde se hibriden los conocimientos de jardinería con las capacidades para resolver conflictos sociales.

Ante el reto que supone la adaptación al cambio climático creemos firmemente que es necesario invertir la lógica clásica de planificación-intervención para poder ganarnos la confianza de los diversos agentes del barrio y crear alianzas que nos permitan realizar un trabajo en profundidad que nos dé garantías de continuidad futura. Las Soluciones Basadas en la Naturaleza entendidas como un recurso técnico de intervención espacial ni ninguna otra idea podrán prosperar si no van acompañadas de un trabajo de escucha y participación con el entorno social que las recibe.

Imagen principal: Construyendo una sombra temporal hasta que la sombra vegetal crezca. Foto © Basurama